Guía de meditación para escépticos

Parece que hoy en día la meditación sirva para todo, desde mejorar nuestro sistema inmune a hacernos más creativos y optimistas, pasando por hacernos envejecer mejor.  Pero esos textos no ayudan. ¿Qué significa exactamente “observar nuestros pensamientos”? ¿O qué hacer cuando nuestra mente no deja de dar vueltas? ¿Cómo iniciarse en esta práctica que parece más intimidante de lo que en realidad es?

No te preocupes, te traemos las claves para que te inicies en la meditación.

¿Qué es exactamente la meditación?

Es una pregunta un poco compleja, ya que al final la meditación es un término paraguas con tantas facetas como personas la practican, pero al final se resume en una serie de prácticas mentales que promueven el recogimiento y la disciplina mental, el centrarse en el momento presente y en liberarse de la actividad mental “normal” y centrarla en un solo objeto. En pocas palabras, la meditación es el arte de no pensar en nada, o al menos en nada más que en lo que tienes delante, sea un objeto, un mantra o tu propia respiración. Esta tipo de ejercicio hace de “pesas” mentales, y nos ayuda a fortalecer nuestra concentración y habilidad de controlar nuestra mente y emociones.

En los últimos años, la meditación ha pasado de ser una práctica espiritual a estar relacionada con las técnicas de mindfulness, para integrarse en nuestra vida cotidiana, de la misma manera que el yoga ha evolucionado hasta desarrollar una faceta “deportiva”. Todo el mundo puede practicar meditación, desde los CEOs de las mayores empresas del mundo a niños (¡está especialmente recomendado para adolescentes!).

¿Cómo meditar?

Como ya comentábamos, la meditación es un poco como el yoga: hay quien se lo toma como una práctica espiritual y hay quien se lo toma como una herramienta más para su propio bienestar. ¡Pero eso solo significa que hay más tipos para elegir! Simplemente, encuentra el que encaje mejor con tu estilo de vida. Si tu objetivo es espiritual, conectar con algo más grande, ¡perfecto! Si lo que quieres es tener menos estrés en tu vida diaria, ¡también es válido!

Un secreto: probablemente ya hayas meditado sin darte cuenta, o de pequeñ@ te dieron claves para relajarte que se parecen mucho a alguno de estos ejercicios. Que ahora tenga otro nombre o que te parezca que tiene un recubrimiento de espiritualidad no lo convierte en algo distinto. ¡Déjate llevar!

Las claves se parecen mucho a las del self-care o auto-cuidado:

Cuida de tu cuerpo

Es importante que estés comod@ a la hora de meditar. Se trata de luchar contra las distracciones, así que la ropa que pique o apriete no va a ayudarte mucho. Además, tienes que asegurarte de que ninguna parte de tu cuerpo está incómoda. Queda muy bien estar en la postura del loto, pero si se te van a acalambrar las piernas, no tiene sentido para tu práctica.

Asegúrate también de que todos tus músculos están relajados. Una buena manera de empezar es flexionar los músculos y soltarlos, empezando por tus pies, subiendo por las piernas y llegando a la mandíbula y el cuello. La clave de la meditación es la comodidad.

Cuida de tu entorno

¿Sabes por qué la mayoría de lugares de meditación encienden velas, ponen aromatizantes y se preocupan por que estés en un entorno confortable? Porque para meditar, no solo es importante la parte mental. Como te hemos explicado, el entorno es también muy importante. Además de para tener las menos distracciones posibles que se lleven tu atención, para que te sea más fácil concentrate. Compáralo con hacer HIIT en el parque en invierno versus hacerlo en un estudio. Si ya eres un experto y estás muy en forma, el reto de hacerlo en frío, con humedad y sin materiales específicos o máquinas te encantará. Sin embargo, si estás empezando, es mejor hacerlo con calma en un entorno resguardado y agradable. 

Así pues, enciende un par de velas aromáticas, aseguráte de que nadie vaya a molestarte o sal al balcón en un momento en el que sepas que no va a haber tráfico que pueda distraerte. Lo importante es cómo te sientas tú comod@, sea con velitas o sea con tu gato dormido en el regazo.

Cuida tu estado mental

Antes de empezar a meditar, tenemos que tener en cuenta nuestra “forma” mental. ¿Estás pasando por momentos de mucho estrés? ¿Estás conociendo a alguien y no puedes dejar de pensar en vuestra próxima cita? ¿La ansiedad por esa presentación tan importante no te deja dormir? Desde luego que puedes empezar a practicar meditación, y probablemente te alivie en cierta dosis, pero también tienes que tener en cuenta lo que le puedes pedir a tu mente y lo que no. 

Al igual que no te flagerarías por no poder correr una maratón sin haber practicado antes, no debes sentirte mal o que esto no es para ti si no consigues hacer 30 minutos de meditación seguidos en tu primera sesión. Tu mente no está acostumbrada a hacer estos ejercicios y si tienes la cabeza llena de cosas, esto se agrava. Conténtate con hacer pequeñas sesiones de 5 minutos, incluso de un solo minuto. O contar tus respiraciones antes de dormir. Al igual que con el deporte, nada es poco cuando se trata de iniciarse.

Y por último: ¡no reprimas tus pensamientos!

Es imposible que nuestra mente deje de funcionar al igual que aunque estemos quietos, nuestro corazón sigue latiendo. Si te viene un pensamiento a la cabeza mientras meditas, simplemente obsérvalo. Si mientras respiras te viene a la mente la lista de la compra, no te frustres con ese pensamiento ni empieces a hacerla mentalmente. Piensa “Vale, luego compro” y déjalo pasar.

Ahora ya sabes un poco más de la meditación y lo que quieres hacer, pero de nuevo nos encontramos ante la gran pregunta: ¿qué se hace mientras se medita? La buena noticia es que hay tantos ejercicios como practicantes. Lo mejor es iniciarte con alguna meditación guiada, como las que ofrecen en muchos centros de yoga. Puedes probar algunos con tu suscripción a Urban Sports Club:

Pero la meditación es incluso más útil cuando eres capaz de hacerla por tu cuenta en pequeños intervalos. Algunos ejercicios para empezar:

Observar tu respiración

Haz respiraciones de unos 6 segundos, centrándote solo en ellas, cómo el aire entra y sale de tu cuerpo. Si te viene a la cabeza algún pensamiento, no lo reprimas no te centres en ello. Déjalo ir.

Conecta con un objeto

Si necesitas estar mirando algo, ¡no te preocupes! Selecciona un objeto agradable, ya sea una flor, un libro o algo que veas por tu ventana, y dedica todo el tiempo que te deje tu concentración a observarlo como si fuera la primera vez que lo ves.

Visualización

¿Alguna vez has oído la expresión “Ir a tu lugar feliz”? Es una forma de meditación tan válida como otra cualquiera, y especialmente útil si estás lejos de ese lugar. El ejercicio consiste en cerrar los ojos y visualizar todo el tiempo que puedas un lugar que te resulte agradable (un parque, una playa, un bosque). No se trata de construirlo, de ir añadiendo detalles, sino de oír los sonidos y sentir la textura de los objetos. 

¿Te ha quedado claro lo que es la meditación? ¿Te animas a practicarla? Es una práctica que aunque parezca mística, no tiene que serlo. ¡Dale una oportunidad!

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